Optimización del espacio
Un reto estético y funcional
Este concepto que vemos a menudo en las páginas de arquitectos y en aquellas de decoración no es anodino.
En primer lugar, reivindico el hecho de que todo espacio, grande o pequeño, es «optimizable». La labor del arquitecto de interiores reside en abordarlo de una manera coherente y eficaz. La optimización del espacio es para mí una de las puntas de lanza de la remodelación arquitectónica. La emprendo a partir de dos puntos: la optimización sensorial y la optimización funcional. Aunque algunas veces estos dos enfoques pueden ser contradictorios, el talento del diseñador radica en hacerlos cohabitar en justo equilibrio.
Es posible que haya escuchado hablar de los principios de optimización del espacio (perspectivas, efecto cruzado – espacios que atraviesen toda la vivienda -supresión de los pasillos, carpintería integral, etcétera), pero estos principios trascienden las apariencias ya que cada espacio y cada habitante son únicos. Por lo tanto, no podemos aplicar “las reglas” como una varita mágica a cada proyecto. Es por eso que en este artículo tampoco se encontrarán respuestas tales como «10 concejos para ganar espacio» ó «las 8 claves para optimizar su apartamento».
Lo primero es entender las necesidades del habitante y tomarse el tiempo necesario para hacerlo. Esta es la clave para una optimización exitosa, pues como bien lo afirmaba Charlotte Perriand, « el tema es el hombre, no el objeto ».
Tomemos el ejemplo de los corredores. Estos lugares son a menudo catalogados como un espacio perdido. No obstante, para mí como arquitecta cada pasillo es un reto único. Un pasillo que hace las veces de entrada, amplio, imponente, da la ilusión de ser una habitación, e incluso puede llegar a serlo (pasillo-oficina, pasillo– alacena, pasillo –rincón de música, pasillo- biblioteca, etcétera). Incluso, puede dar la ilusión de una morada más amplia.
Desde el punto de vista sensorial, el corredor de entrada es el primer lugar que atravesamos al cruzar el umbral de la puerta. Es entonces el punto de partida del reflejo de nuestros gustos, de nuestra forma de vivir y no solo permanecerá en nuestro imaginario sino también en el de los demás. Deténgase unos minutos y recuerde varios de los apartamentos que ha visitado. Muy seguramente los primeros que saltarán a su memoria son aquellos que lo han impactado desde el primer instante, desde cuando su puerta de entrada se abrió ante sus ojos. Entonces muy seguramente este detalle quedó grabado en su recuerdo y más adelante, al evocarlos, el pasillo de entrada es la primera imagen que viene a su mente. Asegurar entonces que la supresión de los corredores es una de las herramientas claves para optimizar el espacio, en mi opinión, es una premisa falsa.
Desde el punto de vista funcional, algunos corredores, especialmente los presentes en la arquitectura haussmaniana, o aquellos ensalzados por la corriente funcionalista, nos ayudan a separar los espacios de vida (públicos) y los espacios de noche (íntimos). Esto permite, ante todo en las pequeñas viviendas, tener ambientes bien identificados y concede a sus ocupantes un cierto grado de independencia a pesar de la escasa superficie. Los corredores secundarios, los que no forman parte de la entrada, los pasillos obsoletos o recovecudos, por el contrario, pueden representar una pérdida de espacio. Si la disposición estructural y la distribución espacial lo permiten, éstos deberían suprimirse y añadirse a los espacios de vida o de noche. Pero, una vez más, cada caso de estudio es único.
Ganar habitaciones adicionales y muebles integrados para almacenar todo tipo de cosas, es otro de los objetivos funcionales de cualquier optimización.
Pero esto no debe hacerse a expensas de la percepción. Invertir la ubicación de los espacios y cambiar su configuración ha sido para mí la mejor manera de ganar superficies adicionales: acomodar un estudio en el lugar del baño, eliminar un vestier para hacer un nuevo lavabo y reemplazar este vestidor por armarios empotrados, hacer una cocina estilo americana para ganar una habitación adicional, redistribuir las habitaciones para ganar pequeños rincones de almacenamiento… Tratar el espacio como un Tetris, con infinitas posibilidades, ha sido mi recurso favorito para optimizar el espacio. Es cierto que las limitaciones técnicas nos hacen malas jugadas (muros portantes, conductos de chimeneas, ubicación de las bajantes de agua, etcétera). Corresponde al diseñador el transformar estas limitaciones en desafíos para conceder a cada vivienda un carácter único.
Volúmenes
Cuando se habla de volúmenes se tiene a menudo la idea, que ello se refiere a grandes alturas bajo techo. Ahora bien: el volumen representa, por el contrario, el vacío inherente a cada pieza, lo que permite respirar en la habitación, sin prestar importancia a la altura. Los volúmenes también pueden ser abordados de una manera funcional y sensorial. Ejemplo: en un espacio de techos bajos es aconsejable utilizar colores claros y evitar el efecto de caja o encierro (paredes y techos del mismo color). Por el contrario, eliminar los tabiques fortuitos, crear carpinterías integrales piso a techo, disponer los muebles de manera espaciada y liberar esta habitación de cómodas o consolas nos hará sentir que la habitación es más grande de lo que realmente es.
Cuando es técnicamente factible, hacer perforaciones en vidrio, yuxtaponer volúmenes de diferentes tamaños, suprimir puertas y dejar vanos libres para crear juegos de luz y aire, pueden convertirse en astucias a estudiar.
Como conclusión el juego de volúmenes es posible tanto en los espacios grandes y pequeños y constituye un reto mayor para el arquitecto y un valor agregado para los propietarios del inmueble.
De Gropius a nuestros días, con la ola de «loft» tan de moda durante los años 90, y basada en múltiples teorías de la arquitectura moderna, como el lema «menos es más» adoptado por Mies Van der Rohe para describir la arquitectura minimalista, los volúmenes se depuraron. Menos es más, en el sentido de una optimización espacial, podría incluso complementarse con la noción «todo lo que no vemos es lo que nos permite ganar espacio». Una vez más la ganancia de un máximo de armarios y lugares de almacenamiento creará una sensación de volúmenes más amplios.
Perspectivas.
Gracias al juego de perspectivas, se resaltan los volúmenes. El juego de volúmenes y perspectivas es acertado, si en el diseño se tienen en cuenta todos los puntos de vista de un espacio, así como sus componentes (luces naturales y penumbras, alturas, ornamentos…). Dar la impresión de que los espacios atraviesan la vivienda, hacer avances visuales sobre los tabiques, utilizar elementos en vidrio, transparencias y marcar una continuidad visual, son algunos de los aspectos esenciales para conseguir una percepción más grande de y depurada de un espacio.
Carpintería integral y nichos.
Todo lo que está empotrado otorga mayor espacio, pues no sólo nos evita tener pequeños muebles y cómodas (incómodas) y dispersas, sino que los lugares de almacenamiento van a permitir dejar visible lo que queremos resaltar pero también ocultar nuestro pequeño desorden cotidiano. En el diseño siempre hay pequeñas zonas residuales, resultantes de la nueva implantación. Aprovecharlas para crear nichos, para jugar con la luz y con el ritmo, inventar muebles, hará que el espacio sea más eficiente y dinámico.